El narcisismo y la torpeza de la farándula alientan el morbo, la invasión a la privacidad y las acciones lesivas contra la imagen
Escándalos 2.0. Traiciones, infidelidades y venganzas viralizadas. Audios, chats y videos invasivos, una moda irrefrenable.
Una vez más la farándula local transita por un escándalo que tiene como protagonistas no solo a los famosos sino también a la telefonía, a los audios, a las fotos o a los chats que permiten a los espectadores amantes del morbo saltar las vallas de la privacidad de las celebridades como asimismo apreciar como las acciones lesivas contra la imagen desmoronan trayectorias, parejas, fachadas y máscaras.
Si bien estos días los nombres propios pasaron por la pareja de Yanina y Diego Latorre, estas acciones realizadas a veces por despecho, o a modo de operaciones por intereses creados o por obra de hackers contratados en muchos casos, cual batalla informática en redes, “tocaron” y en otros casos “hundieron” a nombres como Florencia Peña, Fátima Flores, Sergio Maravilla Martinez, Koki Ramírez, Vero Lozano, Chachi Telesco, Ivana Nadal, Huberto Roviralta y Alberto Ferriols por citar solo algunos casos.
En relación a esta moda irrefrenable contemporánea quien se refirió a la misma fue el manager de medios Jorge Zonzini célebre por haber querellado y logrado condenar al hacker de los famosos Emanuel “Camus Hacker” Ioselli (21) a 3 años de prisión por las extorsión y coacción con fotos y videos sensibles a varias figuras representadas por su estructura.
El manager sostuvo en relación a los últimos acontecimientos que:
“Si bien las acciones lesivas contra la imagen ocurren en todos los países del mundo en Argentina se ha convertido en un deporte lleno de desafíos permanentes amparado por la falta de mirada del estado y el vacío legal reinante”, expresa.
“Es allí cuando la figura en pleno ascenso o ya consolidada debe prestar junto a su equipo de imagen la mayor atención a los vueltos adeudados, los muertos atesorados en su placard y en especial a los riesgos que su exposición le representan a cada instante”, agrega.
Zonzini, también hizo hincapié en casos internacionales donde la habilidad de los managers de medios, tras la elaboración de tácticas y estrategias, pueden catalizar lo negativo de las acciones lesivas en procesos de transformación netamente positiva: “Por citar solo un ejemplo al presidente de los Estados Unidos Bill Clinton le tiraron en su mejor momento de popularidad “un vestido, con su propio semen, que no era precisamente de su esposa (Hillary) sino de una becaria de la casa blanca (Mónica Lewinsky. Es decir mostraron del actor social más importante del país su capacidad de traición, sus inmoralidad y su abuso de poder pero sin embargo semejante acción, que para cualquier persona significaría un súbito final dentro de un esquema de sociedad patriarcal, y tras la aceptación del perdón de la esposa traicionada, potenciaron la figura de un hombre que hoy por hoy mantuvo su prestigio y de hecho brinda conferencias de tinte sociopolítico en todo el mundo percibiendo cachet con montos cercanos al cuarto de millón de dólares por cada una de sus presentaciones y conferencias”.
Para finalizar, Jorge Zonzini, se refirió a estas prácticas y sus consecuencias dentro de nuestra farándula local con los siguientes conceptos: “El narcisismo y las carreras ascendentes vertiginosas llenas de atajos, sin construcción estratégica de caminos con asesoramientos nulos o de amateurs conforman un cóctel fatal muy difícil de digerir para quienes reciben tales ataques y, de hecho, todas las acciones lesivas contra la imagen e invasivas de la privacidad tienden a mostrar la torpeza negligente de la celebridad. Es decir, dejan en claro que arriba del escenario o con las luces y la cámara encendida son una cosa, pero en realidad debajo del mismo o cuando las luces se apagan son otra totalmente distintas, en realidad, contorneadas por el armado de fachadas y mucho maquillaje que no dejan ver a la verdadera entidad que representan. Esos ataques certeros contra los famosos se constituyen en una manera desafiante de llegar a los fanáticos y seguidores de esos perfiles como asestándoles la siguiente pregunta: ¿Vos, seguís a este “personaje”? Bueno, acá tienes a la “persona”.